Que se puede tratar con terapéuticas complementarias?


No hay ninguna enfermedad que se deba tratar utilizando "terapias alternativas", esa es la verdad.
Tan cierta como desconcertante resulta la afirmación, pero es imprescindible entender desde un principio lo diferentes que son las cosas si en verdad se quiere verlas con otros ojos:
Literal y filosóficamente hablando, ninguna enfermedad puede, ni debe tratarse y mucho menos intentar curarse. Y cuál es el por qué de tal desalentadora y radical afirmación?
Simple: Quien en calidad de consultante busque ayuda para sus padecimientos, ya sea a un Medico "Bioenergético", un Terapista "Alternativo" o un Sanador, así como estos tres mismos personajes, deben tener claro terapéuticamente y complementariamente hablando:
"No hay enfermedades sino enfermos, y deben tratarse a los últimos no a los primeros".
Ese pequeño, fundamental e indispensable detalle ese tan maravilloso como complejo, porque recuerda a Hanneman y su principio terapéutico homeopático el cual abre todo el horizonte y las posibilidades de poder tratar a todos los enfermos indistintamente su condición, estado o diagnostico. La enfermedad es la manifestación de un conflicto entre la personalidad y su relación con el alma, enuncio Edward Bach en su tratado sobre Esencias Florales.
La enfermedad debe dejar de ser la protagonista sobre este escenario, para que la persona, el ser humano, el mal llamado "Paciente" pase a ocupar el papel más importante de esta obra maestra.

El consultante se ve entonces en la exigencia de asumir su problema de salud como propio reflejo de su desarmonía interior y eso implica tener que hacer todo un acto de introspección e interiorización sobre sí mismo, que pretenda al final generar un cambio en su manera de ser, relacionarse y vivir en su realidad, fruto de entender que sus padecimientos no son sus enemigos, sino sus maestros.

Al tratante le exige igualmente no caer en el mecanicista paradigma medico de luchar y pretender vencer al enemigo y antípoda de la salud, llamado enfermedad. Terminar queriendo tratar así sea de buena fe a un enfermo mediante recursos terapéuticos mal llamados "Alternativos" es terminar simplemente cambiando las tabletas y las inyecciones convencionales por unas gotas homeopáticas y unas cuantas agujas de acupuntura. Es tan frecuente caer en esa equivocación para cualquier terapeuta, en particular quienes de base han tenido una formación institucional en salud y luego han optado por ampliar sus posibilidades terapéuticas mediante una formación de post grado en alguna disciplina de este tipo, como quien solamente y de forma deseable haya tenido tal o cual formación directamente en una terapéutica complementaria.

Al consultante le es igualmente difícil como a quien está consultando, porque a quien se está consultando indistintamente sea su formación también ha estado enfermo alguna vez. Se nos ha enseñado y es lo habitual que cualquiera que se haya sentido enfermo consulte (Generalmente a un Medico) y en respuesta a su consulta este termina simplemente formulando o recomendando algo para que el que tiene la enfermedad simplemente se le quite. Escasamente quien tiene el malestar llega a sentirse activo, participe y responsable por su proceso de curación, porque quien formula es quien sabe, porque tiene el conocimiento respecto a la patología en cuestión y por consiguiente es quien determina que deba hacerse, casi como si fuera dueño del problema. A eso nos enseñaron a todos y por eso es tan común caer en este abismo ontológico.

El enfermo debe ser activo, participativo y responsable respecto a su estado de salud. Debe entender que sus padecimientos son la resultante principalmente de sus pensamientos y sus emociones pasadas, presentes y futuras generadas en toda una gama de dimensiones en las que se desenvuelve como ser humano, y que ellas manifestadas en su mayoría a nivel de su cuerpo físico son alarmas que como síntomas y signos no están haciendo mas que llamar su atención para descifrarlas.

El terapeuta complementario debe recordar siempre que está tratando enfermos, no gente con enfermedades, mucho menos patologías. Trata seres humanos. Que lo tenga siempre presente, o que lo entienda y lo aprenda de no haber sido enseñado en donde estudio, porque con tristeza y no poca frecuencia se encuentran en todas latitudes centros de enseñanza formales e informales que imparten este tipo de conocimientos de igual forma que cualquier escuela convencional de medicina, o peor aun con una profundidad y un grado de simplificación vergonzosa, en donde se termina tratando simplemente con vademécum y fórmula magistral a todo mundo por igual. Y claro está dejando sin oportunidad de participación y crecimiento a quien le ha confiado su posibilidad de ayuda.

Cada ser es diferente, cada manera de enfermar es particular, cada conflicto interior es único en la forma en que se crea y por lo mismo en la forma en que se resuelve el problema. Si eso lo entienden ambos consultante y tratante, lo mas probable es que ocurra verdaderamente un proceso de sanación. Ambos crecen, ambos reconocen en el otro algo de si, entienden que están de alguna forma interrelacionados. Eso implica que ambos son dinámicos y cambiantes, y sobre todo implica que el tratante debe hacer su propio proceso de sanación sea o no consciente en su momento de ello.

Todos los enfermos se pueden tratar con terapéuticas complementarias, mas no todos los enfermos no responden de la misma forma a todas las terapéuticas. Así se aparentemente la misma alteración en diferentes personas, hay quienes tiene una mejor respuesta terapéutica con tal o cual terapia, eso también debe tenerse en cuenta al momento de plantear un tratamiento.

No todas las enfermedades logran resolverse tratándolas con terapéuticas complementarias, porque no todos los enfermos llegan a sanarse. Eso es diferente a afirmar que hay enfermedades que no responden a tratamientos no convencionales. De hecho, es el momento de recordar que la medicina es una sola, y que lo que hay son diversas opciones terapéuticas, y que solo hay un principio y es el de sanar al enfermo, de ahí que todos los recursos terapéuticos que estén disponibles y sean pertinentes de usar deben ser usados de forma ordenada, armónica y coherente, por ello debe hablarse de terapias complementarias y no de terapias alternativas. Tener otras opciones no debe ser excluyente en lo que respecta a la alopatía o la cirugía.
Se cura una enfermedad, pero se sana a un enfermo. Sanar es elevar los ojos de la conciencia del enfermo hacia donde se encuentra su alma, dice Jorge Carvajal. Que sea nuestra intención como sanadores precisamente eso: Sanar, sanar desde el corazón.