Las múltiples miradas del origen de la enfermedad, el cómo se trate y del restablecimiento del equilibrio de quien la padece



Durante el transcurso de estos años, cuando he tenido que consultar a un servicio de salud o a un médico particular en calidad de paciente, durante mis años de formación en el campo de la salud y hasta ahora en pleno ejercicio de mi profesión, he encontrado tantas diferentes formas de concebir y entender tanto el origen, como el manejo que un terapeuta o un sanador pueden llegar a plantear ante un padecimiento (entiéndase enfermedad), como opciones terapéuticas existen hoy en día:
Desde algo tan pasajero y cotidiano como un resfriado o hasta cosas tan complejas como un cáncer pulmonar, están a disposición de quien lo padece. Enfoques que van desde lo mas newtoniano de la medicina alópata convencional, donde se nos plantea la simple presencia de un virus respiratorio estacional en nuestro organismo y su intento por replicar su material genético para perpetuarse a partir de nuestras propias células, a mas bien pensar que estamos ante una crisis curativa de nuestra mátrix extracelular y sus mecanismos biológicos naturales de regulación si es que lo vemos desde la homeopatía y la homotoxicología.
Podemos también interpretar que lo que nos sucede es un desequilibrio en una de nuestras doshas aludiendo a un enfoque ayurvedico. Quizá dicha alteración sea producto de un bloqueo en nuestra red de canales energéticos, si nuestra interpretación fuese desde la medicina tradicional china; incluso esa manifestación puede ser entendida como la somatización de un conflicto con nuestro entorno laboral por ejemplo, del que estamos “hasta las narices” si decidimos darnos la posibilidad de verle a través de la medicina psicosomática. Es mas, nuestro sistema inmunológico pueda que esté siendo simplemente deficiente por una mala alimentación de acuerdo a lo planteado por la dietoterapia, si es que acaso no es también a causa de estar la mayor parte del día sentados justo sobre una zona geopática trabajando frente a un computador y un teléfono celular justo al lado, por lo que estamos es llenos de contaminación electromagnética.
Ahora bien, como si no fuera suficiente ya con todas las anteriores opciones de ver, interpretar  y entender una enfermedad (o a un enfermo), podemos llegar a plantear causas que ni si quiera parecen nuestras, sino que pueden llegar a acontecer debido a cargas que inconscientemente hemos asumido de ancestros que ni conocimos, como sucede cuando nos abrimos a las posibilidades terapéuticas ofrecidas por la psicología generacional transpersonal y sus constelaciones familiares, así como sucede con otros recursos terapéuticos aún más innovadores que llegan a explorar otros aspectos mucho mas profundos que  se encuentran por esclarecer en nuestro ser y que por lo mismo llegan a rozar lo inverosímil y la credulidad, pero que en la práctica evidencian resultados terapéuticos que llegan a ser controversiales a los ojos críticos de las ciencias exactas y sus modelos de estudio, medición y evaluación  convencionales; hablo de las terapias de sanación que van desde el microcosmos de la información y los campos vibracionales del ADN, hasta el macrocosmos de las estrellas que desde la Tierra una noche despejada vemos y aun mas allá. 
Es esperable el grado de confusión, curiosidad y hasta escepticismo que en este punto se llega a tener al respecto, por saber cuál es entonces la real y verdadera causa del por qué enfermamos y de cuál sería el mas preciso y conveniente manejo para uno u otro padecimiento; pues eso mismo me pregunté como médico desde hace años, junto con el por qué habían terapias que a algunas personas funcionaban mejor en unas personas, mientras que a otras simplemente no les generaba ningún cambio: Lo que entendí es que la enfermedad indistintamente de la visión del enfoque y el tratamiento con que la queramos mirar es un desequilibrio, sea a nivel bioquímico, energético, psicosocial, laboral, etc. y que ese desequilibrio no es excluyente con otras visiones, es decir: Un desequilibrio físico llega a general una alteración a nivel energético y éste a su vez puede llegar a alterar lo psíquico y viceversa. 
Ahora bien, el entendimiento de quien padece el desequilibrio, así como la capacidad de interpretar esa alteración por quien lo trate, es decir de su formación, de su entendimiento, de su visión del mundo y sus cosas, es decir su consciencia y no sólo de él, sino la consciencia del enfermo y la quienes están en su entorno, llegará a ser útil y pertinente o un completo lastre para lograr restablecer la alteración de quien la padece y se logre volver a ese orden en equilibrio sea físico, mental, social e incluso espiritual, que en últimas consciente o inconscientemente todos buscamos de manera individual y colectiva, tal y como sucede con todos los seres y manifestaciones de vida en la naturaleza a la pertenecemos. Para alguien será suficiente con un antigripal, como para otros será además necesario cambiar de manera importante sus hábitos de vida: El alimentarse, pensar, sentir y demás; así como incluso habrá a quienes adicionalmente a todo lo anterior llegarán a necesitar sanar heridas que en su subconsciente o en su árbol genealógico ancestral desconocido se encuentran las causas de su mal y que  no hubiesen llegado a ser detectadas y sanadas de no ser por un terapeuta o sanador preparado y consciente de la existencia de  esos niveles de complejidad que tiene el ser humano.
Al final y a su nivel las diferentes opciones terapéuticas son válidas en cuanto a que todas hasta cierto punto y nivel son de utilidad, por último cabe recordar que las terapias son muchas, pero la medicina es una sola.